Turismo y ocio ¿Qué modelo de ciudad queremos tener?

Bares Terrazas Fase 1 Coronavirus Burgos (Mayo 2020)

Arañarle al verano unas pocas semanas puede marcar una diferencia significativa en muchos aspectos. El hostelero, indudablemente; el turístico, por su puesto; el del ocio ciudadano, por descontado… La nueva Ordenanza de Terrazas y Veladores fijó un periodo estacional donde se abría, tímidamente, la puerta a horarios más amplios en este materia.

La medida siempre tiene su polémica, porque se trata de hacer compatibles 2 derechos, el del ocio y el del descanso. Como siempre recordamos, la palabra que debe ser árbitro en estas disyuntivas es «proporcionalidad».

Que entre semana las terrazas echen el cierre a las 23.30 es más que correcto. Que lo hagan a las 00.30 en ese llamado periodo estacional es, también comprensible. Este periodo arranca el 15 de mayo. Ojalá Burgos tuviera un clima de esos en los que el 15 de mayo uno puede disfrutar de las noches sin problemas. Los finales de semana, por supuesto, a estas horas se suma una más.

Pero tiene sentido que, a partir de esa fecha, el turismo empiece a moverse con más alegría y con otro planteamiento. Y no es que cerrar las terrazas a las 01.30 cualquier noche de agosto sea la panacea de nada. Lo que está claro es que hay que valorar qué modelo de ciudad queremos tener.

Porque en septiembre aún hay actividades turísticas previstas. También en octubre. Porque son meses donde el turismo, más residual, pero turismo al fin y al cabo, también se deja ver por nuestras calles. El puente del Pilar, según caiga, suele registrar un lleno en los hoteles.

¿Qué queremos para un viernes un sábado por la noche? ¿Un Burgos desierto o un Burgos vivo? Es evidente que el exalcalde, Daniel de la Rosa optaba por el desierto, adaptado sólo a cuando a él, la fiesta le venía bien. Si un cantante es de su preferencia, no había problema en comprometer el dinero de todos; si un festival le gusta, que se extienda hasta la hora que sea, para poder fotografiarse bebiendo alcohol; si un establecimiento es de su agrado, ¿qué más da que esté funcionado donde no puede?. Para todo lo demás, horario tremendamente estricto.

Y toca insistir que no estamos hablando de manga ancha durante todo el año. La reflexión es más sencilla, tan solo usando el sentido común. Ese que pocas veces ha pisado la casa consistorial. Porque las noches de terrazas en Burgos son contadas.

Luego jugamos a decir que luchamos contra el botellón pero, cerrada la puerta de lo legal, solo queda seguir la fiesta por libre, en rincones dispersos. Estos sí, sin límite de horario, con mayores incidentes y con un control policial más laxo, por aquello de que los agentes siempre repiten eso de que el botellón ni se crea ni se destruye, solo cambia de sitio.

Entre semana, las 00.30 horas puede ser muy tarde, tanto es así, que el grueso de la población no está para terraceo. En fin de semana, las 00.30 horas es, aún, muy pronto y el daño causado, quizás, sea desproporcional frente al derecho que pretende protegerse.

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