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Sin cifras. Los programas electorales lo aguantan todo, salvo la realidad

Programas-Electorales

Repasando los programas electorales de los principales partidos políticos, podemos encontrarnos muchos brindis al sol, sin que exista una sola referencia a cuánto cuesta lo que se propone, en cuánto tiempo va a realizarse o, en mayor medida, en qué consiste la propuesta concreta.

Para empezar, no podemos referenciar al programa de Vox, porque no existe ningún programa material en el que fijarse. Más allá de las ruedas de prensa, lo más que Vox tiene publicado es un programa de calado nacional, sin competencia alguna en las elecciones locales.

A partir de ahí, ni Ciudadanos, ni Podemos, ni el Partido Popular ni el Partido Socialista integran en su programa electoral propuestas que vengan apoyadas en cuánto dinero costaría ponerlas en marcha y si su realización se haría en uno o en varios años. Bien es cierto que el PSOE sí cita los 250.000 euros que destinarán de todos los burgaleses a un Programa de Emprendimiento, o los 150.000 euros anuales que pretenden utilizar como apoyo al comercio, a mayores de los 12,5 millones en los que cifran, sin desglose, los pactos por el empleo.

Tan solo Decide Burgos presenta algunas propuestas en las que explica el presupuesto de las mismas o los efectos que tendrían sobre la economía local. También lanza, sin pormenorizar, ideas sobre como compensar promesas de rebajas fiscales o descuentos.

En cuanto a cómo poner en marcha los proyectos o qué hacer exactamente, esto apenas tiene cabida en los programas electorales.

Con expresiones como «mejoraremos la gestión municipal», «crearemos planes de ocio atractivos», «promoveremos políticas sostenibles»… los principales partidos engalanan textos vacíos de contenidos. ¿Qué es un plan de ocio atractivo?, ¿qué herramientas concretas se pretenden implementar para mejorar la gestión del Ayuntamiento? Eso queda para el futuro, cuanto más abierto mejor, para poder decir que se ha mejorado algo.

Los programas electorales se han convertido en un compendio de deseos donde, en absoluto, se tiene en cuenta el presupuesto del Ayuntamiento de Burgos; tampoco se cuenta con su situación financiera real, a día de hoy pero también con los compromisos plurianuales ya adquiridos que, de una u otra forma, encorsetan el futuro económico.

Accesibilidad y movilidad

Pongamos un ejemplo: De una u otra forma, todos llevan propuestas orientadas a mejorar la accesibilidad de la vía pública y a implementar una movilidad sostenible donde el vehículo a motor pierda peso frente al peatón. Sin embargo, más allá de esto, prácticamente ninguno profundiza en desarrollar qué significa eso y qué supone para las arcas municipales.

En cuanto al desarrollo, no se especifica, por ejemplo, en qué calles se quiere actuar ni de qué manera. Que calzadas se verán reducidas para que el peatón gane espacio o para generar nuevos carriles bici a cota de calzada y segregados de esta; tampoco se entra a explicar si se sustiuirá el embaldosado por otros formatos (aunque Podemos si tiene alguna propuesta genérica sobre esta materia). Rebajes, señalización podotactil, señalética, o similares no aparecen en los programas electorales. Y, evidentemente, si esto no está, no hay detrás un cronograma que explique el volúmen de actuaciones de este tipo que se ejecutarán año a año ni, por supuesto, el importe aproximado que tendrán estas actuaciones.

Bien es cierto que los costes cambian, más aún en los últimos tiempos, pero sería un punto de partida para que los ciudadanos pudieran valorar no sólo lo que se quiere hacer, sino el coste de esto. Es en este tipo de balanzas, finalidad y coste, donde las propuestas empiezan a tener sentido.

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