La falta de sentido común de los jueces de lo contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León

La falta de sentido común de los jueces de lo contencioso del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos,ha sido en esta ocasión, puesta de manifiesto por el propio Tribunal Supremo.No es extraño, y cada vez se repite de modo más habitual, que los magistrados de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Burgos, se excedan en el ejercicio de funciones que les han sido encomendadas.
Este es el caso, cada vez que se empeñan en jugar a legislar, en lugar de cumplir con su trabajo, que es el de ser meros aplicadores de las normas. Les gusta demasiado ser protagonistas y salir en los papeles, y utilizar sus sentencias, no para aplicar lo que dice la Ley, sino para inventarse las normas y dejar la impronta de su poder.
Esto es lo que ha sucedido en esta ocasión, cuando los magistrados parecen no haberse leído el contenido del art 59 de la ley de las Administraciones Públicas, habiendo hecho que la empresa reclamante, haya tenido que gastar mucho dinero y esfuerzos para llegar al Tribunal Supremo.
Cabe preguntarse si los magistrados de la Sala de Burgos están suficientemente capacitados para desarrollar funciones judiciales.Uno puede equivocarse, pero la decisión fué unánime, lo que implica, que no sólo hay un magistrado que no sabe o no se preocupa suficientemente por lo que hace, o no le preocupa lo que para los ciudadanos supone el tener que acudir a los Tribunales, sino que hay tres.
No es nuevo encontrase con pronunciamientos absurdos y desvergonzados, en las sentencias(como aquel que decía que los ciudadanos no tiene obligación de conocer las normas) ejemplo de falta de la debida diligencia o preparación en Jueces y Magistrados, pero es muy preocupante el hecho de que luego nadie les exija las responsabilidades oportunas.
Si un Médico, Abogado, Ingeniero,…,hacen mal su trabajo, se les exige responsabilidad y han de pagar por ella, pero si un funcionario del Ayuntamiento o un Juez lo hacen mal, quienes pagamos por ello somos todos los ciudadanos, y esto es un ejemplo de funcionamiento corrupto al que hay que poner fin.
Los jueces y los funcionarios son al fin y a la postre personas que meten la pata con la misma frecuencia, o más (porque ellos tiene que tomar decisiones con más frecuencia)que el resto de los ciudadanos, pero no se puede permitir que estén por encima del bien y del mal y que cuando se equivocan de manera ostensible, nadie les exija la oportuna responsabilidad.
SIN SENTIDO COMÚN en jueces y magistrados,lo único que se consigue es empeorar las cosas.