Así cambia la exigencia de las administraciones en función de si es hacia sí mismas o hacia el ciudadano

Llegada segunda etapa Vuelta a Burgos 2022 (BU5Comunicación)
Llegada segunda etapa Vuelta a Burgos 2022 (BU5Comunicación)

La gestión del dinero público exige una fiscalización meticulosa y un cumplimiento pulcro de los diferentes requisitos. Teniendo esto claro, llama poderosamente la atención cómo el listón de las administración baja cuando se trata de autojustificar sus propias iniciativas, frente a la exigencia constante al ciudadano.

Un ejemplo claro lo tenemos en la reciente autojustificación del dinero público que invierte la Diputación Provincial en la Vuelta Ciclista a Burgos.

Cuando el dinero provincial se inyecta en cualquier evento, como en este caso en dos pruebas ciclistas, la justificación del mismo debería quedar acreditada a salvo de cualquier duda.

Sin embargo, escuchando esta semana a los responsables políticos, la realidad dista mucho de ser así. De hecho, en lo que basan su justificación es en un impacto mediático que, de ser cierto, supondría un aprovechamiento ilícito por parte de la administración pública de los medios de comunicación.

El famoso impacto mediático se usa siempre y para todo, eso sí, desde la administración pública hacia el ciudadano. Los responsables políticos aseguran que la provincia, el municipio o el espacio que sea ha ganado una burrada de millones de euros gracias a un evento que también ha costando una burrada de dinero público. Pusimos 10 y ganamos 100, todos contentos. Pero no es cierto. Nunca lo es.

El dinero se debe justificar por otras vías, como el impacto real en un municipio, contando desplazamientos, comidas, ventas en comercios, alojamientos y demás negocios particulares. Curiosamente, en la lectura de impactos, esto se dejó a parte.

Junto con lo que se ingresa y como lo que se gasta, hay otra parte que se deja fuera de la ecuación y que también habría que incorporarlo en el capítulo de gastos: la afección al municipio. Hablamos de cortes de carreteras, eliminación de plazas de aparcamientos, recursos humanos de empleados públicos o similares.

Una reflexión que no implica no sacar adelante ningún evento, sino tener que justificar muy mucho la utilización de cada euro público y no empleando excusas supérfluas que abundan más en la autocomplacencia política que en otra cosa.

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